Era el rey de Tebas e hijo de Lábdaco, cuya descendencia había sido maldecida. Layo intenta tener hijos junto a su esposa y al ver que no puede, acuie al Oráculo de Delfos para preguntarle por qué no procrea. Este le contesta que tendrá un hijo que será su propio verdugo.

Layo decide no procrear, pero en una noche de embriaguez tiene relaciones con su esposa Yocasta y la embaraza. Para evitar que se cumpliera la profecía anunciada por el Oráculo prefiere mandar a matar a su hijo, pero sin que él supiera, la orden se desobedece y años después, su hijo, bautizado por sus padres adoptivos como Edipo, sin saber que él es su padre y por su puesto sin Layo reconocerlo como su hijo, lo mata.